jueves, 9 de octubre de 2008

En medio de todo aparecen nuevas situaciones legales



En Buzios
La romántica luna de miel de Roberto Piazza y su marido


La pareja disfrutó seis días en las paradisíacas playas de Brasil. Desayuno en la cama, paseo de compras y visita a una playa nudista.


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06.10.2008 19:34
Roberto Piazza y su pareja, Walter Vázquez, a pleno sol en las playas de Brasil. La luna de miel de Roberto Piazza y Walter Vázquez fue inolvidable. Después de la gran fiesta de casamiento con la que celebraron su unión civil, la pareja voló hacia las paradisíacas playas de Buzios, en Brasil, para descansar y disfrutar después de tanta agitación mediática.
“El viaje no lo teníamos programado porque estábamos en época de trabajo. Pero casualmente Roberto había ido un mes y pico antes de la boda a cantar a lo de Susana Giménez y se ganó el viaje así que decidimos aprovecharlo”, contó Walter a Perfil.com.


La arena blanca y los imponentes morros del país carioca fueron testigos del amor de la pareja que decidió montar un espectáculo mediático para luchar por los derechos de la comunidad gay.
Fueron seis días de relax absoluto. La flamante pareja desterró el despertador y la obligación de sus planes. “Desayunábamos en la cama o en el balcón de la habitación. Nos sentábamos a comer frutas y cereales mirando el mar, después bajábamos a la playa que quedaba a cincuenta metros y comíamos ostras y frutos de mar frescos. Volvíamos al hotel a dormir una siestita, nos bañábamos y salíamos a caminar”, relató la pareja a Perfil.com.


También hubo tiempo para las compras. “Había lugares increíbles para comprar chucherías. Roberto, que es fanático de la bijou, se compró seis anillos de plata y piedras; compramos remeras, camisas y cuadros”, se entusiasmó la pareja del modisto.


Durante la estadía, Piazza y su compañero se encontraron con la poetiza Belén Francese, que también disfrutaba del sol junto a su novio. Los cuatro decidieron visitar una playa nudista que quedaba al lado del hotel. “Cruzamos el morro tipo Expedición Robinson para llegar. Fue muy gracioso, había un negro totalmente desnudo con un gorrito que servía jugo de maracuyá. Exprimía las frutas mientras se acomodaba ahí abajo y después te alcanzaba el vaso como si nada”, contó entre carcajadas Walter, que recordó esa tarde como una de las más divertidas del viaje.


De vuelta en Buenos Aires y con aires renovados, la pareja reflexionó acerca del efecto que provocaron con su gran casamiento gay: “A nosotros nos encantó y tuvo una repercusión mucho más grande de lo que creíamos –en veinte días se logró la pensión por viudez de parejas homosexuales- y obviamente sabíamos a lo que nos exponíamos con todo esto. Una gran parte de la sociedad aceptándonos y felicitándonos; y otro poquito de pacatos que todavía quedan en esta sociedad cerrada y machista, que son los que te gritan puto por la calle o los anónimos que te insultan por internet”.

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