lunes, 10 de noviembre de 2008

Otro dilema para Obama: la mascota

El martes de la victoria les prometieron un perrito.
El presidente electo de Estados Unidos Barack Obama todavía está decidiendo cómo conformar su gabinete pero una decisión aún más importante -al menos para sus hijas- es la elección del cachorro que los acompañará cuando se muden a la Casa Blanca.

Obama le prometió una nueva mascota a Malia, de 10 años de edad, y a Sasha, de siete, en su discurso de victoria que fue visto por millones de personas en todo el mundo, insinuando que fue una de los compromisos que asumió durante su campaña.

"Las quiero tanto y se han ganado el nuevo cachorro que vendrá con nosotros a la Casa Blanca".

La pregunta es ¿de qué raza será el perro que se unirá a la larga e ilustre lista de mascotas de la Casa Blanca?

Se informa también que como Malia sufre de alergias, los Obama podrían estar considerando una raza hipoalergénica, de las que pierden menos pelo.

Las opciones podrían incluir un labradoodle -un labrador cruzado con un poodle-, a schnoodle -schnauzer y poodle- o un cockapoo -cocker spaniel y poodle-, aunque se rumora que Malia quiere un goldendoodle -poodle con golden retriever-.


Prioridades
A Michelle Obama la citaron diciendo que le gustaría un perro rescatado de la calle, lo que nos daría una historia como de cenicienta canina.
Para Tamar Geller, una "entrenadora de vida" de perros de famosos, dice que lo más importante es que a la mascota que elijan los Obama le gusten los niños y se comporte impecablemente todo el tiempo, particularmente con las visitas.
"Se imagina al perro brincando sobre Putin o levantando la pata y orinando en las cortinas, o ladrándole a Gordon Brown?".
El reportero al que el Barney, el perro de George W. Bush, le mordió el dedo esta semana probablemente concuerda con esa opinión.


Celebridad
Pero cualquiera que sea su pedigrí o falta de ello, el nuevo Primer Perro tendrá que cumplir con las funciones que hasta ahora cumplieron a cabalidad Barney y su compañera Miss Beazley, ambos scottish terriers.
Ellos han sido fotografiados a menudo viajando con la familia Bush, jugando en el jardín de la Casa Blanca y recibiendo y saludando a las visitas, incluyendo a la realeza.
Barney tiene su propio sitio en internet y la peluda pareja también protagonizó el video anual de navidad de la Casa Blanca.
Si la situación se torna amarga para Obama en el frente político, el Primer Perro debe recordar lo que dijo el presidente Harry S. Truman: "Si quiere tener un amigo en Washington, compre un perro".


Exóticas
El labrador de color chocolate de Bill Clinton probablemente le hizo honor a su nombre, Buddy (amigo), cuando llegó a la Casa Blanca en 1997, en pleno apogeo del escándalo por Monica Lewinsky.
Y Clinton le dijo a la prensa que el perro se acurrucaba y dormía con él cuando Hillary no estaba.
Algunas mascotas presidenciales han sido más exóticas.
Herbert Hoover, o más bien su hijo, tenía dos caimanes a los que a veces dejaban pasear por los corredores de la Casa Blanca.
George Washington era devoto de su caballo de guerra, llamado Nelson, y Martin Van Burren tenía dos tigres cachorros.
Según dice el sitio web de la Casa Blanca, Thomas Jefferson tenía un sinsonte, Calvin Coolidge una mapache llamada Rebecca y Benjamin Harrison tenía una cabra llamada Sus Bigotes que llevaba a sus nietos por la Casa Blanca en una carreta.
Los hijos de Theodoro Roosevelt metieron a su pony en el ascensor de la Casa Blanca para que pudiera visitar a su hermano enfermo que estaba en cama y Caroline Kennedy también tenía un pony, llamado Macaroni, que montaba en el jardín.
De hecho, apenas un puñado de los 43 presidentes no tenían mascota.


¿Y el nombre?
Una vez que los Obama escojan a su perro, el siguiente reto para la 44º Primera Familia será escoger un nombre apropiado.
En internet ya les están sugiriendo posibilidades, entre las que se cuentan Pintalabios o Palin, si es un pit bull terrier, o Maverick o Disidente si optan por un perro adulto.
Pero sea cual sea el nombre, para Geller lo más deseable es que lleven a la residencia presidencial a un perro que no sea puro sino cruzado.
"Sería otra primicia en la Casa Blanca".

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